Vida de trópico: la diversidad de peces de Colombia
Por: Santiago Angulo, Conservación Internacional Colombia
Colombia se destaca por poseer un mar con una extensión que es casi equivalente al cincuenta por ciento (50%) de su territorio y la gran ventaja de estar rodeada por dos (2) ventanas al mundo, el Océano Pacífico y el Mar Caribe (Océano Atlántico). Las diversas condiciones naturales que influyen los océanos como: las corrientes, temperatura, salinidad, profundidad y cantidad de nutrientes, permiten que se desarrollen en ellos una gran variedad de ecosistemas marino-costeros entre los que se pueden destacar playas de arena, litorales rocosos, manglares, estuarios, arrecifes coralinos; someros y profundos, y praderas de pastos marinos.
Esta variedad de hábitats da como resultado una gran diversidad de peces que viven en nuestro país. Actualmente en Colombia habitan dos mil seiscientas (2.600) especies de peces marinos en zonas con mezclas de agua dulce y salada, lo que equivale a una cifra cercana al 8% de la totalidad de la riqueza de peces del mundo. Aunque parezca poco, esto representa una gigante variedad de formas, tamaños, colores y sabores.
Con el fin de organizar esta variedad de formas y poder entender de manera más sencilla la diversidad de especies identificadas en el mundo, los científicos separamos a los peces en tres grandes grupos, y afortunadamente para el país, en nuestros océanos conviven las tres categorías. En el primer grupo encontramos unos largos y extraños peces carroñeros que carecen de mandíbula, que conocemos con los Myxini o peces brujas, y aunque son singulares, son relativamente conocidos en el Caribe colombiano, en dónde encontramos siete (7) especies, mientras que en el Pacífico únicamente se han descubierto dos (2).
El segundo grupo es mucho más conocido, y son los peces con esqueleto cartilaginoso o Condrictios, que reúne a las quimeras, rayas y tiburones. En Colombia se conocen ciento venti cinco (125) especies en la que se destacan las bellas manta rayas, la raya brava, el tiburón gato, el tiburón de arrecife, el tiburón martillo o el gigante tiburón ballena.
En el presente, el treinta y tres (33%) de estas especies se encuentran amenazadas o próximas a estarlo, ya sea porque en muchos casos usan ambientes con aguas poco profundas, como los manglares para tener a sus crías, lo cual los ubica en ecosistemas con alta intervención antropogénica (efectos, procesos o materiales que son el resultado de actividades humanas); o porque en su mayoría son perseguidos por su carne y aletas, muy codiciables en platos orientales con un alto valor comercial.
Y por último, el tercer grupo, es el grupo más diverso de peces, que incluye a las dos mil cuatrocientos cincuenta (2.450) especies restantes. Estamos hablando de los peces óseos (osteictios) o peces con esqueleto verdadero, que agrupa a una gran cantidad de especies con importancia comercial en Colombia, como sábalos, pargos, sierras, róbalos, jureles, lisas, dorados, anguilas, atunes, chivos, chernas, entre muchos otros. Este grupo también reúne a peces de importancia ecológica por el rol que juegan en los ecosistemas, y que resultan ser muy llamativos, como los peces loro, los cirujanos, el pez vela, el marlín azul, el pez globo, el pez piedra o el distinguido caballito de mar.
Esta gran diversidad de peces se ve amenazada principalmente por la gran presión que ejerce el uso de métodos ilícitos en la pesca industrial y artesanal, en las que se puede capturar una gran proporción de peces juveniles, que aún no se han reproducido. o en dónde se capturan especies con algún grado de amenaza con mayor frecuencia.
Además, los humanos ejercemos presión constante sobre los ecosistemas dónde viven estas especies, a través del deterioro o pérdida de hábitat, la contaminación por plásticos e hidrocarburos, introducción de especies invasoras, como el pez león y el cambio climático.
Para cambiar este rumbo destructivo y preservar la diversa vida que habita nuestros mares debemos ser capaces primero de entender la riqueza de especies que poseemos, y luego enfrentarnos a un cambio de percepción que implica un ajuste de nuestras prácticas de producción y consumo, por ejemplo: reducir de uso de plásticos, implementar prácticas sostenibles de turismo, compras sustentables de alimentos, o el apoyo a políticas ambientales congruentes. Lo anterior, con el fin de darle una gestión razonable de los recursos que estos dos océanos nos ofrece, y crear un modelo de desarrollo compatible con el bienestar de los ecosistemas marinos.
Te invitamos a empezar por conocer y reconocer las especies marinas de nuestro país en el catálogo de colores de nuestra biodiversidad aquí.