Crecimos escuchando que las tres cuartas partes de la Tierra son agua y que Colombia es afortunada por tener el Caribe y el Pacífico. Por eso, es probable que nuestra percepción de mares y océanos sea en grado superlativo y que, cuando nos referimos a ellos, usamos términos como enorme, inmenso, gigantesco, colosal, inconmensurable, majestuoso, imponente, extraordinario o infinito.
Aunque tengamos esa sensación acerca de nuestros océanos, las poblaciones de las especies que los habitan, aquellas que llamamos pescados, mariscos, entre otros términos coloquiales, no comparten esa característica. De hecho, están muy lejos de ser gigantescas o infinitas. En general, están seriamente afectadas debido a diferentes razones como el cambio climático, el aumento de la temperatura, la acidificación, la contaminación de las aguas (por ejemplo, con micro-plásticos), sumado a la sobre-explotación histórica a la que han estado sometidas. Nuestro impacto negativo como consumidores es innegable, y por eso, un cambio en nuestros hábitos de consumo de pescados y mariscos es fundamental si queremos contribuir a la sostenibilidad de la vida marina.
Quienes viven al interior del país suelen pensar que, por su lejanía con las costas, que sus acciones no tienen consecuencias en los ecosistemas, sean estos marino costeros o fluviales; sin embargo, la realidad es otra. La demanda por un producto en particular a lo largo del año o por un tamaño especial, aumenta el esfuerzo pesquero sobre algunas especies y puede presionar a los pescadores a capturar en épocas de veda o por debajo de las tallas mínimas recomendadas, con las cuales se garantiza que los recursos se hayan reproducido al menos una vez en su vida.
Por otro lado, en una época en donde los discursos sobre responsabilidad y sostenibilidad cada vez más son más rentables para supermercados, mercados digitales y restaurantes, no solo es importante sino necesaria la trazabilidad en la comercialización de productos pesqueros, para pasar del discurso a la acción. No toda la pesca artesanal es responsable. De allí, la importancia de contar con evidencia que demuestre la implementación de buenas prácticas de pesca y de manipulación y el cumplimiento de las normas pesqueras vigentes en el país.
La transparencia en el manejo de la información sobre la pesca es indispensable para evitar que nos engañen y, como dice el refrán, nos metan gato por liebre.
Juntos, consumidores y proveedores de pescados y mariscos, podemos contribuir a que la cadena de valor de la pesca artesanal responsable en el país se fortalezca. Aquí encontrarás una serie de recomendaciones para el consumo responsable de alimentos pesqueros:
Cuando compres pescados y mariscos, pregunta ¿dónde lo pescan?. No compres sin saber cuál es su origen, porque podrían provenir de lugares con problemas de conservación o de una pesca ilegal.
Conoce lo que consumes para que no te engañen. Pregunta cuál es la especie que estás comprando, más allá del nombre comercial, para que puedas profundizar en sus características y hábitos de vida.
Infórmate si la especie de tu interés se encuentra en riesgo de sobre-explotación.
Averigua el arte o método de pesca. Comprar productos capturados de manera responsable garantiza su sostenibilidad.
Prefiere productos capturados con artes de pesca de anzuelo porque son más respetuosos con el medio ambiente. Si provienen de mallas, asegúrate que sean reglamentarias.
Igual que las frutas y verduras, los pescados y mariscos son productos de temporada. Diversifica su consumo y aprovecha lo que el mar nos ofrece. ¡Atrévete y prueba algo diferente! Puedes llevarte una grata sorpresa.
Recuerda que el tamaño sí importa. Compra pescados y mariscos que se ajusten a las tallas de captura recomendadas y recuerda que no hay una talla única sino que depende de la especie.
Asegúrate de que los productos pesqueros cumplan las normas establecidas y no sean capturados en épocas de vedas o en áreas con restricciones.
Consume productos locales y apoya mercados que vendan pesca artesanal responsable, así contribuyes también al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades marino costeras.
Interésate por las historias de vida y el compromiso de quiénes están detrás de tu plato de pescados o mariscos favorito.
Como consumidores tenemos más poder del que imaginamos y es hora de ponerlo en práctica porque lo que hagamos al respecto podría marcar la diferencia en nuestros ecosistemas, recursos y comunidades.
Te invitamos a empezar por conocer más sobre la diversidad de especies marinas que habitan las aguas de Colombia por aquí y a cocinar con nosotros con este recetario construido de la mano de las comunidades pesqueras y restaurantes aliados.